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martes, 21 de julio de 2009

Obligando a Odiar


El afán por silenciar el conocimiento es tarea presurosa del actual régimen. La explicación se encuentra en las entrañas mismas de este pernicioso proceso: legitimar la miseria como forma de control social y lograr el total sometimiento de los pobladores del país.
Es esencialmente la tarea de oscurecer la inteligencia y el saber como forma de progreso, igualando en lo absurdo a quienes se tienen que gobernar. Si algo molesta a los gobiernos de corte fascista es tener que enfrentar a quienes aportan ideas y elementos de desarrollo. Por el contrario, se estimula el odio social, se enseña y se obliga a odiar selectivamente. Se impone el odio contra el inteligente y conocedor si no es afín al régimen. Se obliga a odiar a los ricos no chavistas; no contra chavistas nuevos ricos; a los "imperialistas", sólo aquellos que no son del agrado del régimen; pero se silencia a Cuba, Irán, Corea y otros países gobernados por tiranías criminales. Ese odio es un método, pues entre los mismos copartidarios se siembra el odio contra la inteligencia y el rival.
Lo patético es que del otro lado, la reacción es igual, pero con menos posibilidades de imposición, pues el odio antichavista es una ejecución de la ley de la acción-reacción, en la cual como un acto de defensa se responde con la misma conducta.
Ante este tormento social que propicia y tiende hacia el control y sometimiento total, aun a costas de vidas y bienes, se impone la cordura y la educación familiar de la población.
Contrarrestar lo irracional con explicaciones sencillas pero inteligentes, alertar, pero sin sectarismos ni conductas iguales a los voceros del régimen. Imponer la tolerancia sin cobardía. Hacer notar la diferencia entre unos y otros, sin exclusión. Comparar lo que el régimen dice con lo que en realidad hace y sobre todo la comunicación por todos los medios de las situaciones que a diario se plantean y sus interpretaciones diferentes a la versión oficial. Si incentivamos el odio, ayudaremos a destruir el país.

El Futuro de la Educación Venezolana


En Venezuela, la educación es noticia. Los hechos se debaten entre dos corrientes que no deben sucumbir a la politización del tema porque, ciertamente, es necesario reformar el sistema educativo en nuestro país, y para lograrlo resulta esencial el consenso entre distintos sectores y no el triunfo de un proyecto político.
La propuesta de ley Orgánica de Educación presentada por los ministros Héctor Navarro y Luis Acuña, titulares de los despachos de Educación y Educación Superior, respectivamente, plantea algunos aspectos pertinentes y que apoyamos, como la calidad, la gratuidad y el acceso a la educación, la responsabilidad del núcleo familiar en la formación y el respeto a la diversidad intercultural.
Sin embargo, algunos aspectos parecen disonantes con un modelo de educación democrático, debido a que se concibe un "Estado docente" que planificará y "ejercerá control" a través de un Gobierno escolar y Consejos Educativos Comunales. Esto podría convertir las sedes educativas en centros de interacción comunitaria, cuando lo idóneo es reforzar su papel como centros de integración pedagógica.
Es importante que las decisiones a tomar procuren la transformación del individuo a través de una educación integral, que brinde las herramientas para pensar y decidir libremente. Sobre estas dos acciones se construye ciudadanía y se fortalecen verdaderamente las comunidades.
Por otra parte, surgen inquietudes al plantear que el Estado ejercerá "suprema dirección" de los procesos de ingreso y desempeño de los profesores, sin puntualizar si los criterios considerados serán netamente académicos. Esto podría vulnerar la esencia del artículo 104 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Históricamente, el Estado ha supervisado todos los procesos de las instituciones educativas. Esperamos que las normas que se decida aplicar coadyuven al proceso de evaluación académica y no se conviertan en una limitación para su efectiva práctica.

... Pobres y Pobreza.

Tal y como se repite constantemente, los pobres no originan la pobreza, otros son sus generadores, ellos la sufren y llevan en sus hombros el peso de la indignidad que ese flagelo les infringe. Ser pobre y padecer pobreza, es malo, ¡claro que es malo! Y en el caso venezolano es peor, pues un país al cual la naturaleza le privilegió con inmensas riquezas, ha utilizado éstas para sembrar de miseria a la mayoría de sus pobladores. Hay riquezas, pero el país es pobre.
Los números no mienten y la realidad es evidente: la única industria que mueve a Venezuela es la petrolera y está en ruina, no sólo económica, sino moral; el régimen la transformó en una caja grande, en un desaguadero de sus improvisaciones y compradora de conciencias, de soborno social nacional e internacional, olvidando su supervivencia como industria, en lo técnico y económico, llegando hoy a límites de insolvencia tal que el Gobierno arrebata a terceros sus pertenencias sin pagar aun un céntimo.
Tenemos una grave responsabilidad incumplida, que debemos honrar todos aquellos que podemos hacer algo: ilustrar a quienes aún, siendo hoy más pobres, se aferran a la esperanza y vivencia de la limosna social y soborno social. En estas vacaciones los jóvenes liceístas y universitarios deben constituirse en brigadas aleccionadoras de lo que pasa en el país y sobre todo en la educación, trampa social que el régimen tiende con leyes que sólo procuran pobreza intelectual, adoctrinamiento, control y sometimiento social.
Hacer algo es mucho si hay voluntad e inconformidad. Aún estamos a tiempo. La familia y la juventud son nuestras esperanzas. Para quienes están conscientes de esta realidad, no es necesaria más ilustración; la obligación es para con nuestros pobres de espíritu, de conocimientos, de iniciativas y sobre todo, pobres de dignidad. Rescatarlos es imprescindible, pues el oscurantismo que se está generando requiere solidaridad y determinación.

Sobre la Verdad




En estos tiempos de eclipse total de valores y de dignidad, viviendo en pleno reinado de la mentira, el cinismo y la doble moral, es pertinente referirnos a la verdad. ¿Qué es la verdad? Esto se lo preguntó Pilatos a Jesús de Nazaret, sin que Cristo le respondiera. El gobernador romano no hubiese podido entender un ápice de lo que Jesús le habría contestado, precisamente por que el comprender la verdad es un punto de conciencia que únicamente los liberados de la trampa de los sentidos (egoísmo) y de la mente (prejuicios y resentimientos) pueden entender.
Según los Vedas -milenarios textos sagrados de la India-, la verdad es uno de los cinco valores fundamentales y está relacionada con el nivel intelectual del ser humano.


Cuando se anda tras la verdad, revisando nuestro entorno (el de las experiencias fenoménicas), advertimos que nada de lo que es sometido al análisis constituye una verdad absoluta. Lo absoluto, vale decir, lo verdadero, es eterno, inmutable, infinito, imperecedero e intemporal. La verdad es Dios, el principio universal incausado, pero causa de todo lo que existe, y la vida divina en la cual yace latente su realidad eterna.
Verdad es, pues, aquello que siempre se mantiene sin novedad, lo inmutable. En sentido opuesto, las cosas del mundo material y sensorial que captamos, están todas sometidas sin excepción alguna a las leyes del cambio y la transformación, al flujo continuo y sujetas al proceso de disolución (muerte) y de transformación (cambio).


Nada más difícil pues que definir la verdad: Un intento de acercamiento a ello vendría a ser el plan de Dios de evolución para cada quien. También, asumir conciencia de que somos de origen divino y potenciales portadores de los atributos del Creador. Igualmente, es amor inegoísta, benignidad y pureza, que debe ser el norte del comportamiento humano en la cotidianidad.


La verdad nos impele a conocernos a nosotros mismos (“Conócete a ti mismo…”) para poder descubrir nuestro destino y así hallarle sentido a la vida. Nada es más difícil que ello: “Una cosa es lo que creemos que somos; otra es lo que la gente cree que somos, y lo más engorroso, descubrir quienes somos realmente". (Sai Baba). Jesús lo dijo: “Conoceréis la verdad y os hará libres”. En la medida en que el hombre conozca la verdad quedará liberado de tanta miseria humana, odio, prejuicios, antagonismos, miedos y egoísmos que encadenan.

Importancia de la Educación Ambiental

La educación ambiental es muy importante porque cuidar el ambiente es cuidar la vida. En la medida en que protejamos nuestro ambiente inmediato, podemos conservar nuestro país y nuestro planeta y garantizar un legado de supervivencia para las futuras generaciones.
Hoy en día es común hablar sobre la necesidad de conservar y hacer mejor uso de nuestros recursos, porque cumplen una función vital para satisfacer nuestras necesidades básicas.
El ambiente es de todos, por ello los seres humanos debemos cuidarlo, mejorarlo y preservarlo para así tener un presente y un futuro mejor. La educación ambiental es responsabilidad de todos.

¿Dónde acudir para obtener mayor información sobre educación ambiental?
A las oficinas del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables en todo el país, a la Dirección General Sectorial de Educación Ambiental del Ministerio, a INPARQUES, a las Alcaldías, a la Comisión de Ecología y Ambiente del Congreso Nacional, a las Organizaciones no Gubernamentales en el área ambiental y al Ministerio de Educación.

Lectura de Reflexión sobre "LA HONESTIDAD"

Hubo una vez un emperador que convoco a todos los solteros del reino a buscar pareja para su hija. Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino”.
Así se hizo, pero había un joven que planto su semilla pero no germinaba, mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.
El joven estaba demasiado triste pues su semilla nunca germinó, ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir pues era un participante y debía estar allí.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, desfilo de último hacia el palacio con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y burla, en ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.
Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamo de entre todos al joven que llevo su maceta vacía, boquiabiertos, todos esperaban la explicación de aquella acción.
El rey dijo entonces: “Esté es el nuevo heredero del trono y se casara con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas, pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece”.


Moraleja:
“LA HONESTIDAD; SERÁ POR SIEMPRE UNA VIRTUD”.

La Educación de los Niños


La educación de los niños se ha visto complicada en los últimos años por varios factores externos que han venido a condicionar las siempre complejas relaciones entre padres e hijos.
En muy pocos años hemos pasado de un modelo de educación basado en la autoridad tanto de los padres como de los educadores, en el que al hijo solo le quedaba obedecer y callar, a uno mucho más abierto y participativo.

Con frecuencia oímos los siguientes argumentos: “Si yo de pequeño hubiera contestado así a un profesor estoy seguro que me abría partido la cara. Y en casa mi padre me la hubiera vuelto a partir.”

La autoridad de los padres y de los educadores se basaba en un gran porcentaje en la amenaza y en el castigo físico. Era normal dentro del sistema educativo darle una bofetada a un chico “si no se portaba bien”.

Ahora esos planteamientos son socialmente inaceptables.

Los niños tienen reconocidos unos derechos inalienables. Nadie puede poner la mano encima de un niño sin correr el riesgo de que todo el peso de la justicia caiga sobre él.

Todo esto está muy bien. No es de recibo que los niños reciban castigos físicos sistemáticos en un centro supuestamente educativo o en su casa.

El mundo está lleno de personas desalmadas que no encuentran mejor manera de desahogarse de sus frustraciones que infligiendo castigos y sufrimiento a los más débiles, y entre ellos a los niños.

Lógicamente los poderes políticos se han hecho eco de este clamor social y han dispuesto todo un entramado de medidas, de normas y de leyes para preservar los Derechos de los Niños.

¿Pero como encaja todo este cambio con la función de los educadores? ¿No es cierto que ante este cambio radical los padres se encuentran evidentemente desorientados?

Se puede resumir diciendo que la figura en la que se centraba la educación tradicional era la del padre autoritario, mientras que ahora la figura central de la educación actual es el niño tiránico y caprichoso.

A los padres, y educadores en general, les cuesta mucho trabajo decir “no”a sus hijos.

Las consecuencias de ello no pueden ser más nefastas.

Muchos de estos niños adolecen de una educación excesivamente permisiva.

La falta de autoridad y de unos criterios claros en la educación de los hijos por parte de los padres lleva a problemas tan sustanciales como la falta de adquisición de un sistema consistente de valores, falta de respeto hacia padres y educadores, tendencia a la desobediencia, indisciplina, al capricho, falta de responsabilidad, etc...

Saber aplicar una cierta dosis de disciplina, y de autoridad en las relaciones con los niños no significa quererlos menos, todo lo contrario. Exige un esfuerzo suplementario de amor, tacto y sobre todo de inteligencia.

Este es quizás el mayor escollo con el que nos encontramos a la hora de saber poner límites en la educación de los niños.